Foto cortesía de Miquel Luque Ávila, a través de su perfil en Facebook
Miquel Luque Ávila, un campeón paralímpico que inspira más allá del agua
Desde hace más de dos décadas, Miquel Luque Ávila ha representado a España en los Juegos Paralímpicos, consolidándose como una figura emblemática del deporte adaptado. Su trayectoria, que abarca seis ediciones de los Juegos Paralímpicos desde Sídney 2000 hasta París 2024, lo ha llevado a lo más alto del podio en varias ocasiones.
Pero más allá de las medallas y los logros, Miquel ha demostrado que su verdadero éxito radica en su espíritu indomable y su capacidad para superar cada desafío que la vida le presenta.
Recientemente desde Diswork, Centro Especial de Empleo del Grupo IMAN, tuvimos el placer de charlar con él.
El verdadero éxito detrás de las medallas
Tras preguntarle qué lo sigue impulsando, su respuesta es clara: «El agua es mi terapia, nadar no es solo un deporte, es una herramienta terapéutica que me permite moverme con libertad y fortalecer tanto mi cuerpo como mi mente.”
A pesar de su discapacidad y de los desafíos físicos que enfrenta diariamente, la natación ha sido su vía de escape y su manera de disfrutar el movimiento, «como un pececito», según sus propias palabras.
Su vida diaria no está exenta de obstáculos, pero es justamente esa capacidad de superar adversidades lo que lo mantiene en el camino. Desde hace años, entrena en el CAR de Sant Cugat, donde ha encontrado en el agua una segunda naturaleza que lo motiva a seguir adelante.
Enfrentando los desafíos con determinación
El camino hacia el éxito nunca es fácil, y Miquel lo sabe bien. Previo a disputar las últimas Olimpiadas Paralímpicas de París 2024, sufrió una lesión en el hombro que amenazaba con truncar su carrera. «La decisión de operarme fue difícil, pero necesaria si quería seguir compitiendo al máximo nivel», nos cuenta.
Afortunadamente, tras una exitosa operación y una rigurosa rehabilitación guiada por Mónica Solana, su preparadora física, Miquel pudo regresar a la piscina y dar lo mejor de sí en París 2024. «Cada lesión es un obstáculo, pero también una oportunidad para aprender y mejorar», dice con una determinación que refleja su enfoque positivo hacia la vida.
La clave del éxito: trabajo en equipo
Foto cortesía de Miquel Luque Ávila, a través de su perfil en Facebook
Para Miquel, el éxito no se logra solo. A lo largo de su carrera, ha contado con un equipo multidisciplinario que lo ha acompañado en cada paso. Desde su entrenador hasta su nutricionista, fisioterapeuta y psicólogo, todos han desempeñado un papel fundamental en su preparación tanto física como mental. «La medalla se gana antes de tirarte al agua», afirma, enfatizando la importancia de la preparación previa y de rodearse de personas que lo ayuden a alcanzar su máximo potencial.
Este enfoque en el trabajo en equipo y el apoyo mutuo resuena profundamente con los valores de Diswork e IMAN donde el objetivo principal es crear entornos laborales inclusivos y garantizar que cada persona pueda desarrollar su máximo potencial, independientemente de sus capacidades. Al igual que Miquel, trabajamos para que en las empresas, cada obstáculo se convierta en una oportunidad para crecer y superarse.
Un ejemplo de lucha dentro y fuera del deporte
A lo largo de nuestra conversación, Miquel compartió con nosotros que el deporte paralímpico le ha enseñado lecciones valiosas sobre la vida. «Nos enfrentamos a retos diarios que nos hacen más fuertes», reflexiona. Para él, el deporte no solo le ha dado alegrías y medallas, sino que lo ha preparado para afrontar cualquier desafío que la vida le presente.
En su mensaje final a las nuevas generaciones de atletas, deja claro que la clave está en la perseverancia: «Sigue adelante, no te rindas ante el primer obstáculo, sé como una gota de agua que, con constancia, rompe la piedra». Estas palabras, llenas de sabiduría y experiencia, reflejan el carácter de un campeón que ha sabido convertir cada dificultad en una oportunidad para crecer.
Inspirando a través de su historia
Miquel Luque no solo es un ejemplo dentro de la piscina, sino también fuera de ella. Su historia de superación personal y profesional es un recordatorio de que, con esfuerzo, apoyo y dedicación, no hay reto que no se pueda superar.
Desde Diswork y Grupo IMAN, nos alegra contar con con personas referentes como él, qué a través de su ejemplo, demuestran que la discapacidad no es un límite, sino una oportunidad para demostrar lo que se puede lograr.
El verdadero éxito no se mide solo en medallas, sino en la capacidad de levantarse cada día, enfrentar los desafíos y seguir adelante con una mentalidad positiva. Y es esa mentalidad la que inspira a tantos, dentro y fuera del ámbito deportivo.